Me he apagado como una vela. Siento que no podre volver a encenderme como antes. Algo de mí ha muerto. Una aparte de mí está necrosada. Ya se lo dije al Dr. No voy a tener otra vez} para no perder.
Renuncio a saber de él. Renuncio a saber de su vida. Renuncio a torturarlo, a hacerle acordar que existo. Renuncio a imponer el miasma de la idea de mi presencia en sus horas.
Me aparto de él para que se olvide que un día me conoció, aunque su olvido me destruya.
No quiero lastimarlo. NI joderlo un poco. Lo quiero demasiado.
Quiero destruirme yo sola gritando como un monstruo enloquecido en mi cuarto recordando cuando él estuvo cuando sonreía al mirarme. Cuando me dijo "en realidad me gustas" o "qué linda eres por dentro y por fuera" Cuando él aún no sabía que yo era un monstruo.
Yo te quiero, Desde hace mucho. Por eso me ahorraré el desprecio de tu mirada. Tu lástima al verme en mil pedazos, Además no tienes por qu
Perdóname por ser esto. Este conejo asustado fallado de fábrica. Perdóname la mierda de serotonina que tengo.
Hubiera querido hacerte tan feliz. Tan feliz como lo fuiste en esas pocas horas conmigo. Besarte, 30000 veces más. Afeitarte. Cuidar de ti en tus cansancios y en tus dirimencias.
Desde hace una semana en mi locura he imaginado que venías. y me abrazabas por detrás cuando caminaba en el parque. Me susurrabas muy lento: "no te voy a dejar a pesar de lo que tienes" Lo he soñado tanto a pesar de que no va a suceder.
Volteo de repente y veo que me miras y me parece ver en tu mirada una invitación a colgarme de tus brazos para siempre.
Pero no te preocupes pequeño saltamontes, mi príncipe de Villaverde, no voy a joderte nunca ni a lastimarte porque lo que siento por ti es más fuerte que mi disforia porque nunca como antes por nadie deseé estar sana como lo deseé contigo.
Hubiera querido ser perfecta para ti para seguir besándote mil veces para acostumbrarte tanto a la atención y al cariño que los hicieras parte de tu piel misma.
Jamás haría nada que te perturbe. Te quisiera tener a mi lado, pero más te quiero lejos de esta desgracia que soy ahora.
Lo sé. Debes cuidar de tu familia, de papá, mamá, No puedes dejar que una loca joda tus horas.
No imaginas cuanto brillas cuan bueno eres Cuánta felicidad me diste en esas pocas horas juntos. Sí. Está bien. Como puedes decir, si no nos conocíamos tanto, dirás. Pero yo lo sentía así.
Te quiero, en la inmensidad de todas mis inmensidades te quiero libre solo Acompañado por espíritus tomando un chicano
y viendo al sol.
Te quiero abrupto Desenfadado. Rebelde con tu voz rasposa, gritando de alegría.
Te quiero siempre bien por eso te pedí que eme bloquees aunque yo me muera sintiendo tu desprecio.
El asesinato del matrimonio Andrew y Abby Borden fue en 1892 el equivalente al juicio de O.J. Simpson en 1994. Así como todos los ojos se posaron en el deportista, Lizzie Borden -la hija del Sr. Borden- también fue el centro de la atención, al ser considerada la principal sospechosa de haber asesinado con un hacha a su padre y su madrastra.
Este film debut del director Craig William Macneill es notable, con detalles muy interesantes y cuenta con dos estupendas protagonistas que llevan en sus hombros el desarrollo de esta historia; más que triste y trágica, oscura, misteriosa y sórdida.
Aunque la verdadera Lizzie fue absuelta, el guion gira sobre la premisa de que ella perpetró los asesinatos, coludida con su amante, la mucama de la casa. Aquí el asesinato es elevado al nivel de rito cotidiano, que es preparado con meticulosidad, como el ágape para unos invitados importantes. Soltera, enferma, reprimida y asaltada por una pasión inusitada, Lizzie encuentra en el crimen de sus padres, no solo una forma de liberarse del control patriarcal, sino de imponerse en una sociedad machista, de tomar el control de su vida, de su dinero y de sus deseos.
Cloe Sevigni retrata magistralmente a Lizzie. Dura, impertérrita, sin dramatismos, con la determinación y convencimiento de que el único modo de cambiar su vida es tomando acción y no lamentándose. Bridget, la mucama retratada por Kristen Stewart, es un tema aparte. Mucho se ha criticado la aparente inexpresividad actoral de Kristen, blandiendo como un lastre su participación en la saga "Twilight". En su review, publicado en la web de Rogert Ebert, la crítica Sheila O'Malley se refiere a este detalle de forma contundente: "Stewart tiene una relación con la cámara con la que muchas actrices solo pueden soñar. Su rostro contiene y expresa simultáneamente." Y es verdad. Ella puede expresar dolor y la más absoluta conmiseración con solo un rictus.
Lizzie y Bridget se acercan no solo por la pasión, sino por su condición de prisioneras en una sociedad que juzga y la que temen y aborrecen. Lizzie es presa de las apariencias y del control férreo de su padre que pone bridas a su fuerza interior, Bridget es víctima de su lugar en la sociedad y -en realidad- es la más desafortunada de la historia, siendo mujer, pobre y analfabeta. Cuando es interrogada como testigo del homicidio y el detective muestra su incredulidad, ante la declaración de no haber escuchado ningún ruido sospechoso, su respuesta duele. "Para alguien como usted, debe ser difícil concentrarse en su trabajo, Pero para mí, fregar un vidrio es tan fácil como respirar".
Lizzie adora a las palomas, quizás porque para ella son el emblema de una libertad que ella no puede tener. Les habla, las mima y siento que el momento en que su padre las degüella -muerta espiritual de la antigua Lizzie que trocará en asesina- es el detonador del crimen que vendrá después.
Es interesante como se usan los tiempos fílmicos para mostrar los asesinatos. Observas los cuerpos mutilados desde el principio y solo al final, puedes ver que sucedió antes de los gritos y la sangre. La escena donde la cámara se desplaza, desde el lugar en que Abby se arregla para salir hasta la esquina de la habitación, donde Lizzie espera desnuda y expectante con el hacha entre las manos, es perturbadora y brillante. Viene a nuestra mente ese verso que recita "la muerte vendrá desnuda y blanca como la nieve".
Una interesante propuesta de un director que tiene mucho por ofrecer.
Los grandes, pequeños y ocultos llantos reservados para la soledad.
Los sueños que se rompieron aunque ya nacieron medio rotos.
Ahora esas pequeñas lágrimas de los pequeños llantos me las permito de vez en cuando, a la máxima potencia. Antes los contenían como si fueran tsunamis que arrasarían con todo. Ahora les doy las bienvenida con una serenidad y madurez que me sorprende. No sé si son los años o la falta de fe institucionalizada hacia varios temas. Pero los dejo fluir. Lloro por esas huevadas mías, por esos sueños absurdos, por esos amores inconfesables estúpidos, a más no poder, que siento por seres más estúpidos aúin.. Y no me siento avergonzada, Ellos me liberan, me hacen respirar y hasta me hacen ver más linda. con mi cara roja y mis ojos hinchados de cuy drogado.
El Dr., me decía "recuerda que todo pasa". Y, en serio, después de lavarme la cara, echarme lapiz labial rosa, acurrucarme con Gringuis y escuchar algún Nocturno de Chopin voy volviendo a sonreir.
Y me daré en cuentra en pocas horas, días o semanas que la causa de mis lágrimas no valía, ni un ápice, mis liquidos sagrados y profanos.
Pero su hijo ya no era un niño que buscaba un abrazo o una sonrisa, sino un joven de 20 años.
Lo cargó como nunca antes lo había hecho.
Quizás es ese momento, en las alturas, suspendidos, mirando los ojos de alguien que nos cuidará toda la vida, lo que nos perdemos quienes no hemos tenido padre
quizás es esa seguridad de que no te soltarán, que llegarás a suelo sano y salvo a pesar de todo lo que andamos buscando toda la vida quienes llegamos de improviso a este mundo asaltando vidas, destruyendo sueños, aumentando desgracias e infortunio.
Quizás esos brazos son los que por dentro necesitamos eventualmente; totalmente; eternamente; tengamos 5, 10, 20 o 40 años.
Recuerdo pocas veces haber sido abrazada por mi madre. Su abrazo no me daba mucha fuerza.
Me consolaba. Pero no me curaba.
El abrazo de un padre es diferente. El único abrazo que he sentido de padre ha sido el del Dr. Víctor.
Creo que él ha sabido siempre, desde la primera vez que me vio en el hospital, que más que el TLP, me consumía era la falta de amor.
Es ese vacío tan grande dentro y que en nosotros se vuelve como un agujero negro lo que ha dolido siempre, lo que me ha llevado a estar cerca de gente que me usa, que me lastima, que en realidad no me importa, solo por no sentirme sola.
Pero ya no me sienot aarrepoemtirme de loq uenhiceo no. Vivo con lo que he hecho. Vivo con los recuerdos de las personas indignas que dejé entrar a mi vida.
Lo acepto. Traté de sobrevivir. Traté de sentirme un poco viva solamente.
Ojalá todos pudiéramos sobrevivir en la perfección de la pureza, de lo inmaculado, sin cometer errores. Pero es imposible.
Hasta la persona más impoluta en apariencia, tiene secretos que guardar. Esos secretos que ni siquiera te atreves a vomitar en un poema o en un cuento.
Cuando iba terapia, lloraba, gritaba, pataleaba, pero saben? En el fondo solo iba para que el Dr. me abrace, para sentir que alguien me considerara valiosa, y no el monstruo que mi madre dice que soy porque no le doy plata o le digo en su cara que ella no es importante para mí. Y no entiendo es amkania d emierda d ela gente por querer fingir que les importa alguien cuya existencia es menos para ellos que las hormigas que pisan.
A Daniel le importa un pincho mi vida y yo lo sé; pero siempre se ofende cuando se lo digo. A mí me ha empezado también a importar un cuerno si él muere o no. Pero Tonka si me importa. Me importa que esté bien, que su vejez no se la lleve, que siga cuidando de él, aunque sea un idiota e indiferente reverendo, en ocasiones. La vida de él me importa solo en función de que es importante para ella. Dice que me quiere, pero en realidad debe ser que su vida sexual ha sido muy aburrida, o que tiene muchos demonios dentro, o que solo es un pendejo, cuando dice que soy especial para él. Una vez leí en el asiento de un bus; "cuando le importas a alguien se nota; pero cuando no le importas, se nota más". Wences era así. Un monstruo. Te decía que le importabas, cuando te trataba como el insecto más insignificante del mundo. Jorge decía: "te tengo tanto cariño" cuando en realidad lo único que le gustaba de mí era tirar conmigo..ah no... verdad él ya no tiraba, decía. "Cuidaba mucho sus relaciones". .La única vez que vi a mi padre me dijo "reconstruiremos esto" (como si alguna vez algo hubiera estado construido). "Cuida a mi hijta", le dijo al conductor del taxi que me embarcó y yo, aunque sabía que nunca lo iba a volver a ver en mi vida, me dije "qué bonito suena eso" "suena a un papá"!,
Pero no puedo odiarlo. Ni por su poca sinceridad, ni por haberse corrido de reconocerme. Tenía 17 o 19 años (nunca lo sabré) cuando me engendró con alguien que también - seguramente - le importaba un carajo. Y eso no quiere decir que las mujeres de mi familia hayan cargado desde siempre el karma de la insignificancia. No. Definitivamente que no. Uno es tan pequeño para alguien, como permite serlo. Yo dejé de permitir que me hagan sentir insignificante. Porque, en realidad, todo depende de ti. No del resto. Ellos te tratan como tú te sientes. Te tratarán así porque les enseñaron a no formar vínculos sanos o solo a tratar como "personas" a quienes se lo merecieran en su escala. Pero como te trate el resto no te define. Nada de lo que piense otro ser, te define. Te puede doler y hasta te lo puedes creer - sobre todo si te lo dicen de niño - pero no te define. Si fuera así seguiría sintiéndome la monga, fea, gorda, cuatro ojos, puta de mierda, tuerta o maldita desgraciada; lo que mi madre y tantas personas me han dicho que soy. Mi profesor de yoga me dijo una vez: "Solo podemos dar lo que tenemos dentro". Quizás esos seres solo tenían basofia para dar.
Sé que mi papa nunca me cargará como Niels está cargando a Jeppe, a sus 20 años, pero yo trato de cargarme todos los días, de cantarme lullabies, de quererme más y vaya que es difícil. Trato d ellenar yo mis espacios, esos vacíos normales que hay dentro de mí y que el TLP hace inconmensurables con lo bueno de mí. Si hay aunque muchos lo duden. Por eso aunque esté supercansada y este vestido como un espantapájaros si Chatis quiere correr y caminar 30 cuadras lo haré.; Si estoy con fiebre pero Yuyu se enferma, saldré´en mitad de la lluvia o del granizo para buscarle ayuda; y si Gringa solo me mira para tomar un poco de aire, lo haré aunque tengo 45 de fiebre porque los amo y porque ni el sacrificio más bizarro del universo equiparará jamás a lo que ella me han dado. Una familia, un hogar, un círculo amical, una razón para despertarme cada mañana, la razón de ser una verdadera mamá, no como los progenitores que yo tuve. Y ahora entiendo por qué Carlos me pidió "por favor no tengas hijos" y yo lo entendí a tiempo. Porque no sllom mio inventario d erazones para ser madre humana eran pésimos (no quedarme sola, traer una vida el mundo, que cuiden de mi vejez) eran los peores y las más erradas, sino porque buens aparte del género humano me es tan despreciable.
Y el Dr. sabe que los abrazos que me ha dado han sido siempre mi mayor terapia. Ya he aprendido a vivir sin recibir abrazos, pero me encanta darlos. Y si papa. No estoy molesta contigo, descuida. No imaginaré un capítulo de la Rosa de Guadalupe, donde en tu lecho de muerte pides verme. Sé que eso no pasará. Tú tienes tus hijas de verdad, una vida de verdad y no tenías por qué cambiarla por mí, como yo tampoco lo hubiera hecho por ti. En serio, tus genes me salvaron de tanto. De ser una Rengifo de mierda más, bruta, ordinaria, vulgar, cruel y frustrada. Y genes me hicieron, ser una Toranzo orgullosa que sabía que dentro de mí, ese gen Toranzo valía más que toda la podredumbre del lado materno. Tu ADN me salvó de ser un monstruo. Como odiarte por eso.
Aparte, en realidad, ya no te necesito. Tengo un papá que conocí de azul en el hospital y que hizo por mí más de lo que nadie ha hecho, Y no me refiero a salvarme la vida, porque a veces me jode la vida aún y odio tanto, a veces no poder terminar con ella; sino a esa frase que al recordarla siempre me parte en mil pedazos de alegría, que puede ser tan estúpida y banal para muchos; pero para mí es la existencia entera;