sábado, 10 de diciembre de 2011

A UN AÑO DE LA LEY NACIONAL DE SALUD MENTAL EN ARGENTINA

A veces inmersos en nuestro mundo privado y en nuestro día a día olvidamos que somos también ciudadanos del mundo.

Después de más de un año y medio vengo a reparar en que Argentina, para mi envidia, cuenta con una Ley Nacional de Salud Mental que fue promulgada el 25 de noviembre del 2010 por la presidenta Cristina Kirschner. Esta iniciativa fue impulsada por el diputado Leonardo Gorbacz quien durante sus años como psicólogo en instituciones de salud pública fue testigo de la necesidad de una ley que regulara las relaciones entre los pacientes de salud mental y el Estado, amparando los derechos de las primeros y viéndolos no sólo como mero sujetos de asistencialismo.

Aspectos interesantes de la ley lo constituyen los siguientes extractos:

i) Derecho a no ser identificado ni discriminado por una padecimiento mental actual o pasado. (CAPITULO IV)

Los que padecemos algún trastorno o enfermedad mental sabemos que las personas no nos miran igual después de enterarse de nuestro "problema". Hace falta generosidad, educación y amplitud de criterio para asimilar que la persona que comparte un espacio común contigo ha estado internada en un psiquiátrico con los "locos" o que ha atravesado por intentos de suicidio y en un país como el nuestro donde la discriminación alcanza límites que lindan con lo increíble siento que esto es más marcado aún. Si al llenar una ficha de solicitud a un trabajo colocaras en la casilla correspondiente a "problemas de salud" que padeces de trastorno bipolar, TLP o esquizofrenia ¿crees que te llamarían para ocupar dicha plaza aunque seas una persona capaz, controlada y bajo tratamiento? Te puedo asegurar que no.

l) Derecho a recibir un tratamiento personalizado en un ambiente apto con resguardo de su intimidad, siendo reconocido siempre como sujeto de derecho, con el pleno respeto de su vida privada y libertad de comunicación. (CAPITULO IV)

Resguardo de intimidad fue lo último que pude sentir cuando estuve internada los días posteriores a mi intento de suicidio en el hospital, donde finalmente me fue diagnosticado el trastorno. Las duchas frías a las 6:00 o 7:00 a.m., desnuda, bajo la atenta mirada de las enfermeras, puedo decir que han constituido la experiencia más humillante de toda mi vida, a pesar de lo amables y cálidas que el personal podía ser. El que alguien te observe cuando te aseas, quizás para prevenir que te cortes el cuello o las venas, es algo difícil de olvidar.

Art. 27.- Queda prohibida por la presente ley la creación de nuevos manicomios, neuropsiquiátricos o instituciones de internación monovalentes, públicos o privados. En el caso de los ya existentes se deben adaptar a los objetivos y principios expuestos, hasta su sustitución definitiva por los dispositivos alternativos. Esta adaptación y sustitución en ningún caso puede significar reducción de personal ni merma en los derechos adquiridos de los mismos.(Capitulo VII)

Este es un artículo osado. Si bien las intenciones son válidas -crear centros de no reclusión o internamiento- sino básicamente de tratamiento, no puedo evitar sentir un exceso de idealismo que me parece por demás inaplicable en su totalidad, al menos en una sociedad como la peruana donde existen casos graves de personas con enfermedades mentales que están en completo abandono.

Como podemos deducir ninguna ley es perfecta pero sienta precedentes, da una voz y una presencia y eso es lo verdaderamente importante. Aquí las personas que padecen trastornos mentales parecen no tener voz, sino que están en silencio como un comunidad secreta o soslayada.

Cuando veo páginas web sobre TLP de otros países como España, descubro que los centros de salud cuentan con puestos de asistencia especializados, lo cual parece ser una realidad muy difícil de alcanzar aquí.

Si bien el sistema no es perfecto en ningún lado, no estaría demás alguna iniciativa gubernamental que implementara dependencias de salud mental en postas o centros médicos del país, tal como lo propuso el Ministro de Salud Alberto Tejada durante la presentación del Programa "Amigable-Mente feliz" donde hizo un llamado a los especialistas para que trabajen con diversas instituciones públicas y privadas como escuelas y municipios con la finalidad de atender a la población que padece estos trastornos. Este Programa “pretende acercar los servicios de salud mental a la población en espacios donde las personas se sientan en confianza y pierdan el temor o la vergüenza de acudir a un psicólogo o un psiquiatra”.

El Ministro de Salud de Salud de Argentina en la época de promulgación de la ley, Juan Manzur, declaró que con esta ley Argentina se suma a los países que basan su política de salud mental en el respeto a los derechos humanos con lo que se constituye la ley más avanzada en la región.
Bien por ellos, esperemos que algún día pueda lograrse también esto en nuestro país.

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VERENKA

 Tengo que dejar ir a la Carla que fue para poder aceptar a la que ahora es.